Producir es un acto de creación, que en el caso de «El Eternauta», la nueva serie de ficción de Netflix, cruzó límites inexplorados en América Latina.
Construir un relato hiper realista, con desafíos climáticos y reconstrucción de época en clave de distopía de ciencia ficción, género que no a disposición de un puso a los productores frente a de Crear las condiciones climáticas para hacer realidad el sueño de trasponer El Eternauta a la pantalla fue uno de los grandes hitos de esta producción argentina, que hoy impacta en todo el mundo.
Mejor, en palabras de Nicanor Enriquez, supervisor de Producción SFX de la serie: “Generar un efecto climático en un lugar donde ese efecto no existe marca un antes y un después en la industria».
Sin embargo, el significado real va más allá.
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Pocos, casi ninguno, se imaginó que una producción de escala mundial podía llevarse a cabo en el sur del mundo. Producción argentina de notable factura técnica, que se erige en una vidriera para quien quiera ver cómo la industria audiovisual latinoamericana está en condiciones de jugar en las grandes ligas.
El impacto va más allá de las 148 jornadas de rodaje y las 38 locaciones utilizadas.
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La serie El Eternauta (Netflix) tiene su cuota mayor de argentinidad en la caracterización de los personajes. Tal y como señala el director Bruno Stagnaro, “El Eternauta tiene un carácter muy local en la manera de enfrentar dicultades enormes con elementos que están a mano. A partir de la limitación, los personajes encuentran cómo salir adelante».
Sin lugar a dudas, es “una historia apocalíptica con los condimentos universales, pero con la especificidad puesta en lo vincular y en nuestra idiosincrasia, con muchos toques de argentinidad”.
Francisco Ramos, vicepresidente de contenidos de Netflix para América Latina, también se trató de un desafío sin precedentes. “No existe una tradición de ciencia cción en la industria audiovisual latinoamericana y argentina. Sí hay grandes películas, pero no una tradición como en otras regiones».
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Se trata de la primera adaptación audiovisual de la icónica novela gráfica argentina de ciencia ficción, escrita por Héctor G. Oesterheld e ilustrada por Francisco Solano López. Se publicó por primera vez en 1957.
Por dentro
Mercado Audiovisual accedió a las notas de producción, que expone la columna vertebral sobre la que se gestó este trabajo que contó con la dirección de Bruno Stagnaro y la actuación protagónica de Ricardo Darín y gran elenco argentino, compuesto por Carla Peterson, César Troncoso, Andrea Pietra, Ariel Staltari, Marcelo Subiotto, Claudio Martínez Bel, Orianna Cárdenas y Mora Fisz.
Los productores fueron Hugo Sigman, Matías Mosteirin, Leticia Cristi y Diego Copello. En tanto que la casa productora fue K&S Films. El guión estuvo a cargo del propio Stagnaro y Ariel Staltari.
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«El mayor desafío era lograr ser tan ambiciosos y audaces como fue Oesterheld en su momento”, planteó Matías Mosteirín, de K&S Films.
En 2005, la productora creada por Oscar Kramer y Hugo Sigman había llegado a un acuerdo por los derechos con la familia Oesterheld para hacer un largometraje. “El Eternauta es una obra Llevar a la pantalla El Eternauta ha sido un sueño largamente postergado de toda la comunidad artística y cinematográca argentina. Innumerables proyectos quedaron en el camino. Una aventura de ciencia cción a la altura de la obra original planteaba un reto sin precedentes en términos creativos, técnicos y nancieros. El que reunía todas esas cualidades era Bruno Stagnaro”, añadió el mencionado Mosteirín.
«Evidentemente cinematográfica, pero todo aquello ‘evidentemente cinematográfico’ siempre es muy difícil de transformar –continúa Mosteirín–. Después de muchos años de intentos, búsquedas y frustraciones, en 2018 encontramos una gran oportunidad, cuando Netflix nos propuso convertirlo en una serie”.
No es una Buenos Aires atemporal la que se ve en la pantalla de Netix, sino la de hoy. El punto de partida es Vicente López, del otro lado del límite que marca la avenida General Paz entre la gran urbe y la periferia. La historieta comienza muy cerca de allí. Pero los personajes de esta nueva era no transitarán los mismos rumbos que en la obra gráca original.
Hay sitios emblemáticos de la historieta que se irán descubriendo en la pantalla a medida que los personajes avanzan en su lucha por sobrevivir, mientras buscan explicaciones y crece la desconanza entre unos y otros; lugares reales convertidos en locaciones para rodajes que se hicieron in situ según el devenir apocalíptico de la trama, en una combinación sin precedentes con escenarios virtuales.
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Según Stagnaro, “lo que hicimos fue tratar de capturar el espíritu, las atmósferas, las estéticas y los lugares de pero no necesariamente siguiendo la cronología planteada en el cómic».
A diferencia de la mayoría de las cciones apocalípticas, que empiezan días, semanas o meses después del evento que detona la crisis, El Eternauta transcurre en tiempo real desde el instante cero en que todo se desata. “Es parte del ADN de la historia –detalla Stagnaro–. Los protagonistas van adquiriendo la información de lo que pasa a través de la lucha y del instinto de supervivencia.
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En este aspecto, Martín Oesterheld, nieto del creador, destaca que la lupa de la adaptación se haya puesto principalmente sobre los personajes, respetando la idea original respecto de la épica del hombre común, de la resistencia encabezada por un grupo de amigos. “Cuando supe la posibilidad de que fuera Bruno el director, todo lo vincular quedaba garantizado”, arma el consultor creativo de la serie, quien conoció a Stagnaro unos meses antes de la pandemia.
Arte
«La premisa era ubicar la historia en una ciudad tal como es en la actualidad», dice Julián Romera, Director de Arte de la serie junto con María Battaglia.
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“No queríamos embellecerla –agrega–, sino mostrarla tal como la vemos y transitamos todos los días, transmitir esa sensación de que el living de una casa podría ser perfectamente el de cualquiera de nosotros, de tu vecino, de alguien de tu familia, solo que transformado a esta nueva circunstancia. Teníamos que reflejar este mundo y agregarle los elementos del relato de ciencia ficción”.
Gastón Girod, Director de Fotografía de la serie, detalla que el objetivo que se plantearon con Stagnaro fue hacer “una ciencia ficción hiperrealista: que los espectadores sientan que mañana puede suceder algo así en su ciudad. No queríamos tener esas entradas de luz azul típicas de la ciencia ficción, sino que, por el contrario, buscamos que los fondos se sintieran oscuros, con apenas algunos brillitos. Empezamos a hacer pruebas y dijimos: listo, no queremos meter más luces. Hay muchas escenas iluminadas solo con una vela o un farol, incluso en pl anos muy grandes. La verdad es que nos arriesgamos a ser oscuros”.
Para los directores de Arte, la investigación de la nieve incluyó documentales de alta montaña, libros “de todos los fotógrafos que han puesto su mirada sobre Buenos Aires” y la obra de pintores nórdicos “que tenían interpretaciones de una luz que nosotros acá no tenemos”, cuentan.
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Battaglia destaca que cada decisión de Arte involucró también a otras áreas. “Nunca había estado en un proyecto que requiriera hablar con las decenas de personas que componen el equipo técnico. El trabajo con la nieve, con la luz, con el vestuario. ¿Cómo este vestuario tiene que ser hermético para salir? El maquillaje: ¿cómo va a funcionar con el frío, con el cansancio? Fue constante el trabajo en equipo y un hermoso desafío poner en funcionamiento toda una maquinaria con tanta gente.
Romera concluye: “No hubo una sola decisión que pudiéramos tomar en una mesa chica. El trabajo audiovisual suele ser colectivo, pero esto era remarcado, en términos de información, creatividad y toma de decisiones técnicas. Creo que el espíritu de El Eternauta, de todo lo que significa, estuvo presente en todos nosotros».
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Reconvertir Buenos Aires
Cada locación tenía sus difcultades y requería de una solución expeditiva.
“Utilizamos grúas y tijeras para generar la elevación y la proyección de esa nieve que cae –explica Walter Urquiza, Coordinador de Efectos Especiales SFX–. Pero también hubo que adecuar la maquinaria. Teníamos una amplia experiencia de trabajo con nieve, pero nunca existió un proyecto de esta envergadura. La clave estaba en la especificidad”.
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Para adaptar la estructura, debían coordinar todo con las otras áreas. Los escenarios exteriores contaban, por ejemplo, con tamices de luz y cromas ubicados en diferentes lugares.
Para cubrir los vehículos, el vestuario y otros objetos en exteriores, los maquilladores del equipo utilizaron celulosa: “Es un producto que se usa internacionalmente para hacer efecto nieve –agrega Urquiza–. Proyectado con humedad tiene adherencia para vehículos y se utiliza para el maquillaje del vestuario de los personajes”.
En estudio, la sal tuvo su reemplazo: la perlita, o roca volcánica expandida. “Encontramos pequeños desafíos con la sal, que por un lado es corrosiva y por otro, conductiva –explica Enriquez–.
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El equipo completo de nieve para una jornada convencional –aunque nada fue convencional en El Eternauta– estuvo integrado por 40 a 55 personas entre armado, rodaje y limpieza.
El factor Darín
La posibilidad de contar con Ricardo Darín en el rol protagónico ofrecía una oportunidad única: tener a uno de los máximos referentes del cine argentino en el rol de uno de los íconos de la cultura de este país. El traje parecía calzarle a la perfección, pero Bruno Stagnaro estaba lejos de mostrarse convencido. “Cuando Matías [Mosteirín] me propuso que Ricardo fuera el protagonista –cuenta el creador de la serie–, me pareció realmente un disparate».
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Básicamente, porque es una historia muy física, en donde el protagonista de la historieta tiene alrededor de 40 años, y Ricardo más de 60. Por eso lo descarté de plano. Pero Matías insistió: ‘Pensalo’, me dijo”. Los guiones estaban avanzados en el momento en que llegó la propuesta, pero había un atributo fundamental del protagonista queStagnaro no había logrado dilucidar.
“El Eternauta transcurre en tiempo real y era necesario que Salvo supiera disparar con mucha prestancia –continúa el guionista y director–. Oesterheld lo había resuelto muy bien en la historieta: Salvo es reservista, algo que en la década del 50 era bastante habitual. Pero no había entonces una mirada crítica de orden política respecto de esa decisión».
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Con el nombre de Ricardo en la cabeza, Stagnaro encontró la solución, paradójicamente en la diferencia de edad. Había una historia generacional, una experiencia del pasado colectivo argentino, que valía la pena recuperar.
“Nos abrió la posibilidad de que Salvo tuviera una conexión con el mundo de las armas en una vida que parecía completamente olvidada para él, pero que, en el momento de la nevada, vuelve a cobrar vida y aparece como un músculo que ni él mismo sabe que tenía”, agrega Stagnaro.
“El trabajo con Ricardo fue bárbaro –cuenta Stagnaro–. Conoce perfectamente los detalles de los resortes narrativos y ahí entendés por qué es tan buen actor. Pero lo muy novedoso para mí fue su participación del proceso creativo, utilizando ese conocimiento y haciendo propuestas fundamentales. Fue muy enriquecedor y siento que aportó no solamente desde el lado actoral, sino también autoral”.
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“Un idealista. Un valiente. Un ejemplo”. Así define Ricardo Darín a Juan Salvo. “Me encantaría que hubiese algo en mí que resuene del personaje, pero en verdad lo que me produce es envidia, porque tiene un coraje y un arrojo que yo no tengo”, arma el actor.
Para él, interpretar al protagonista de una historia emblemática de ciencia ficción tuvo entre sus grandes desafíos “dar la talla en lo que propone esta nueva versión y en lo que exigía su director”.
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Darín destaca “la generosidad, apertura y permeabilidad” de Stagnaro, no solo en la composición de Juan Salvo. “Bruno me invitó en primera instancia a intentar pasar el personaje por el tamiz de mi personalidad», detalla el actor.
Cifras
El elenco estuvo compuesto por 2900 personas, mientras que el equipo estuvo integrado por 150 personas. Se utilizaron 30 escenarios virtuales y más de 50 locaciones reales. Ricardo Darín fue el actor que más días rodó: 113. En total, utilizaron 28 dobles. Se usaron más de 250 armas de 20 modelos distinto.