En marzo de este año, aparecieron imágenes de autores desconocidos que revelaban, por medio de las redes sociales, que Netflix estaba rodando secretamente en Barranquilla. Según periódico El Heraldo, el 27 de ese mes un equipo de producción había llegado al centro histórico de la ciudad a rodar algunas tomas. En esa oportunidad, no se conocieron muchos detalles de la serie en cuestión, pero el 21 de agosto la cuenta oficial de Netflix en Colombia reveló que tres productos colombianos (Delirio, Medusa y Perfil Falso 2) se estrenarían entre 2024 y 2025.
Lejos de ser casual o un hecho anecdótico, en realidad, se trata de una tendencia cada vez más robusta de lo que está sucediendo desde hace una década en el país: la producción audiovisual de Colombia al mundo se encuentra en plena expansión.
Ya había indicios claros desde 2019 cuando se supo que la industria cultural alcanzó un valor agregado de más de cinco billones de pesos, y el 54,5% fue generado por la industria audiovisual.
El propio Estado colombiano lo reflejó en un análisis sobre la última década en relación con producciones extranjeras que desembarcaron para rodar en el país: entre 2012 y febrero de 2023 se aprobaron 119 proyectos audiovisuales, los cuales emplearon a más de 52 mil personas.
Pero como si quedasen dudas, reciéntemente, quedó plasmado en una nueva edición de Bogotá Audiovisual Market, en el que hubo dos mil acreditados de industria. El propio Carlos Moreno, director del evento, dio mayores precisiones: “Hubo 750 citas contando solo las que organizamos desde el equipo del BAM para nuestros talentos e invitados. El mercado estuvo muy activo”.
El crecimiento que registra la industria audiovisual colombiana quedó volcado en el informe del BID sobre el efecto multiplicador de las series y películas. El mencionado trabajo ubica a Colombia como uno de los principales mercados audiovisuales emergentes de Latinoamérica, después de Brasil, México y Argentina: «En los últimos años, se produjo un crecimiento en los países latinoamericanos con industrias audiovisuales emergentes, como Colombia. Entre 2009 y 2019, los ingresos de la industria audiovisual en Colombia han aumentado un 15% y alcanzaron los US $ 2.300 millones en 2021».
En síntesis, subraya que por cada 100 millones de pesos invertidos en forma directa en la industria audiovisual colombiana, se generan 170 millones en forma indirecta en la cadena de suministro. Por otro lado, por cada 100 personas empleadas, se contratan 50 personas más en otros sectores de la economía.
Entre 2009 y 2019, los ingresos de las industrias audiovisuales en Colombia aumentaron un 15% y alcanzaron los USD 2.300 millones en 2021. Y esto también tiene implicancias fundamentales en materia de empleo. En esos mercados, por cada 100 personas empleadas en forma directa en la industria, se contratan de 50 a 70 más en otros sectores de la economía.
Entonces, la pregunta es a qué se debe el crecimiento que registró Colombia en los últimos años.
Hay una respuesta tanto general como sistémica, que da el propio informe del BID: el mayor acceso a internet y a los dispositivos móviles ha impulsado el crecimiento rápido de los proveedores de video bajo demanda en la región, y la demanda global de los consumidores está fomentando la producción de contenidos locales de alta calidad.
Sin embargo, desde Colombia, suman un elemento fundamental a la hora atraer inversiones: el marco legal encuadrado en la «Ley del Cine» Nº814, sancionada en 2003. Esta norma encuentra su complemento en la Ley Nº1556, de 2012, que promueve al territorio nacional como patrimonio cultural para la filmación de producciones audiovisuales, así como la actividad turística y promoción de la imagen del país.
Colombia posee un articulado que posibilita y facilita el rodaje en su territorio pero también beneficios impositivos en pos de atraer a productoras extranjeras, por caso el certificado de descuento tributario en cine o el tax credit que rebaja hasta 35% los gastos en servicios audiovisuales y logísticos . La Comisión Fílmica precisó que el Fondo Fílmico Colombiano «ha beneficiado a 49 proyectos nacionales y extranjeros con una inversión».
Pero si algo es seguro es que no se trata de un viento de cola, pasajero, sino de una tendencia que llegó para quedarse. Así lo refleja un dato aportado en un informe elaborado por la revista Forbes respecto de proyectos como ‘Sandbox Audiovisual’, desarrollado entre el BID, el Ministerio de Cultura de Colombia y Netflix: «(…)para marzo de 2022, cuando arrancó el proyecto, se esperaba una participación de 1500 jóvenes, pero los registros alcanzaron 7565 postulaciones, cifra que superó las expectativas en 500%».