La prestigiosa directora y guionista argentina fue agasajada durante la 54ª edición del festival Visions du Réel, que se llevará a cabo en abril en Nyon. Además, ¿de qué trata su próxima obra?
El cine argentino será núcleo de halagos y consideraciones entre el 21 y el 30 de abril, cuando se celebre la 54ª edición del festival Visions du Réel. Durante esos nueve días, la ciudad suiza de Nyon recibirá a Lucrecia Martel, elegida por el jurado del festival, compuesto por miembros de la Cinemateca suiza y de la Escuela Cantonal de Arte de Lausana, como invitada de honor. Allí, Martel recibirá el Premio Honorífico de Visions du Réel.
Cuando se comunicó este galardón, el jurado no ahorró elogios para la cineasta y guionista argentina: «A través de una gramática cinematográfica altamente sensorial, su cine examina la crisis existencial de la clase media argentina, los engranajes de la sociedad, la asfixiante mecánica social del país, las cuestiones poscoloniales y evoca sin tregua su historia y los fantasmas que la habitan”.
Emilie Bujès, directora artística de Visions du Réel, valoró especialmente el aporte de Martel al Nuevo Cine Argentino, al mencionar que “estoy particularmente orgullosa y honrada de dar la bienvenida a Visions du Réel a una figura tan vital, rara y extraordinaria del cine contemporáneo, una cineasta que, con cada una de sus películas, logra traducir universos. Con audacia, al componer una obra aventurera, inquietante y singular, que desafía constantemente al cine global”.
Martel nació, en Salta, en 1966. Luego, se mudó a Buenos Aires a estudiar la carrera de Ciencias de la Comunicación. Su trayectoria como productora, guionista y directora, a lo largo de treinta años, es extensa. Tempranamente, su cortometraje “Besos rojos y Rey muerto” recibió el premio al mejor corto de ficción en el Festival de La Habana. En 2001, La Ciénaga obtuvo el premio Alfred Bauer a la mejor ópera prima en el Festival de Berlín, además de otros reconocimientos en Estados Unidos, Francia y Cuba. Luego siguió La niña santa, en coproducción con El Deseo, la productora que ha llevado a la realización la mayor parte de las películas del destacado cineasta español Pedro Almodóvar. Esta cinta la confirmó como una de las cineastas más relevantes del cine argentino actual.
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«A través de una gramática cinematográfica altamente sensorial, su cine examina la crisis existencial de la clase media argentina, los engranajes de la sociedad, la asfixiante mecánica social del país», señaló el jurado del Festival.
También, realizó el programa de televisión Magazine for Fay (1996-1998) y dirigió los documentales Documento nacional de identidad (1995), Encarnación Escurra (1998) y Silvina Campo (1998).
En la sala de máquinas
La propia Martel, a la hora de explicar su técnica de trabajo, contó que una de las claves en el proceso de elaboración es que se concentra “mucho tiempo en la escritura, así que cuando llego a las reuniones con el equipo ya hay un montón de cosas que sé con precisión. Siempre las personas con las que trabajo son muy concentradas, leen, y lo que les surge también es valioso para mí. A veces va para otro lado y ese otro lado te sirve”.
Actualmente, Martel trabaja en un material de no ficción, titulado “Chocobar”, en relación con el militante indigenista asesinado en 2009 por un terrateniente.
A la hora de crear, como describió en una entrevista con Telam, Martel tiene en claro que debe componer “un universo que ponga en duda la verdad de las imágenes, que permita compartir la experiencia extraordinaria que nos da el cine de comprender que la realidad es una construcción».
Actualmente, Martel trabaja en un material de no ficción, titulado “Chocobar”, en relación con el militante indigenista asesinado en 2009 por un terrateniente. Más allá de que se espera que vea la luz este año, Martel adelantó que el guión lo trabajó junto con María Alché y que el documental mostrará, a través del asesinato de Javier Chocobar y de la expulsión de su comunidad de sus tierras ancestrales en Argentina, los 500 años precedentes que llevaron a este hecho, tanto con un arma como con una cámara, y lo contextualizará dentro del sistema de tenencia de la tierra que surgió en toda América Latina.