Connect with us
" />

Agenda, mercados y festivales

Luis Ziembrowski, y la cocina de «Cuando acecha la maldad»

Una obviedad: la filmografía de Luis Ziembrowski es extensísima y abarca trés décadas. Una rareza: en medio de ese batallón de películas y series, cuatro corresponden al género «Terror».

La última, «Cuando acecha la maldad», es todo un éxito mundial, primero en cines y luego en Netflix. En diálogo con Mercado Audiovisual, el actor y director cuenta que su última película no es esa sino «El villano», que es autobiográfica y se estrenó en diciembre de 2023.

Luis Ziembrowski: Por suerte no solo tengo una extensa filmografía sino también una vida intensa. El villano es un documental autobiográfico, en el que el protagonista no solo se pregunta porqué suele ser convocado para ese tipo de papeles sino que también profundiza en la búsqueda de la figura paterna, atravesada por ausencias y encuentros tardíos con su padre biológico.

Advertisement

Ziembrowski explica que el mundo de las obras de Terror llegó a él a partir de haber trabajado con su amigo Javier Diment: «Ahí se me abrió un mundo que hasta ese momento no, porque no soy un seguidor del género».

¿Lo sorprenden que lo convoquen para una película de terror? ¿Qué le pasa cuando eso sucede?

LZ: Me da miedo ja ja ja. Todo depende quién. En general, salvo en la película de Sergio Mazurek, que seguramente alguien me lo recomendó, suelo llegar por gente con la que trabajé. Descubrí que las situaciones son tan expansivas y rondando siempre las pasiones más tristes y peligrosas que se puedan vivenciar, logra un volumen que es muy entretenido para actuar. En ocasiones , me entregué a actuar en la memoria del muerto lo que implica estar aceitado de la cabeza y tener un saber y pasos para anular o inventar un poder maligno, sobrenatural, que se desvirtúa.

A la hora de preparar el personaje, como en el caso de Cuando acecha la maldad, ¿hay diferencias a la hora de preparar el personaje?

Advertisement

LZ: En este caso, no. Se trata de encontrar un verosímil, que es lo que tiene que tener cualquier narración ficcional para que quien lo esté mirando. Los personajes tienen algo que oscila entre los lúdico y lo tenebroso.

¿Lo sorprendió que lo llamaran?

LZ: No, porque uno como actor tiene 40 años en esto.

La pregunta era porque hace una década que no interpreta un papel en una obra del género Terror

LZ: Claro, en 2014 fue la última. Es verdad. Es una forma de mirarlo. En realidad, uno como actor estamos dispuestos a trabajar en cualquier género porque es nuestra profesión más allá de lo artístico. Más allá de todo, siempre tengo un afán de construir una dramaturgia o una película en la que me involucre, de alguna manera, en la totalidad de la creación de eso y no solamente en mi personaje. Eso es lo que a uno lo hace encontrar existencialmente, porque es ahí donde uno se juega lo que piensa sobre el mundo, la vida, los valores y las pasiones. Uno tiene dominio sobre eso.

Advertisement

Ziembrowski cuenta que antes de que Demián Rugna lo convocase, ya había visto Aterrados, también de Terror. «A pesar de que no me entregué mucho a los procedimientos del género, me parecía una peripecia tal para hacer una película que lo vi como alguien muy creativo. Entonces, me convoca, leo el guión y digo: ‘esto es algo fantástico sobre un territorio que tiene que ver con la Argentina’. Mi personaje es un terrateniente argentino, metido dentro de un mundo en el que el envichado vuelve a ese lugar donde es un mito que cuando pasa por ahí es como llegó un tornado porque están todos esperando que pase. Me acerca al papel que me tocó interpretar que se trata de un personaje que uno sabe y que toma decisiones sobre esa construcción arquetípica que hay de un personaje argentino. Al mismo tiempo tengo una peripecia delirante para jugar, porque quiero trasladar a un envichado, quiero sacármelo de encima y quierto matar a todos, pero sé que no lo puedo hacer».

¿Mantuvo el intercambio que mencionaba antes con el director?

LZ: No, porque vi a una persona de una enorme solidez en la creación y en cómo llevarlo adelante. Fui convocado para actuar sin conocer a Rugna. Estaba muy bien escrito y muy bien dibujado. Rugna dibuja el storyboard. Él dibuja el plano a plano, y esas cosas son de un gran talento. Entonces uno se entrega como instrumento. Mi personaje no se parece a ninguno dentro de la película, entonces era: ‘desde este lado, yo propongo’. Cuando uno está en una película no menos de 30 páginas, te podés aquerenciar de otra manera en ese terriotrio. Pero más allá de eso, la película fue un boom que no esperaba nadie.

¿Ustedes tenían esa expectativa?

LZ: Yo no. En algún momento fui jurado del Rojo Sangre, viendo películas argentinas que eran realmente buenas o más o menos, pero siempre sobrevolando lo vernáculo.

Advertisement

Entonces, ¿por qué creés que pegó como pegó en la gente?

LZ: Creo que, más allá de la factura técnica de la película, todo se alineó en una película que ya tenía un antecedente, como es Aterrados, que le interesó mucho a Guillermo del Toro. Hay algo en cómo Rugna construye el género que trasciende incluso los límites del género. Y, a la vez, hay nichos, industrias y países que tienen mucho público. Por ejemplo, en Francia estuvo en más de 120 salas y en Estados Unidos en 600. En Argentina se estreno, y a la semana agregaron más salas cuando en general es a la inversa. Creo que mucho tiene que ver que la película se mete con lo mejor que uno puede encontrar en relación con la factura industrial del género, siendo una política acotada en relación con el presupuesto. Es de esas películas que te provocan la sensación de que no querés estar más en el cine pero no podés salir de ahí.

En todo el circuito que llevó adelante la pélicula, que incluyó estrenos internacionales y premios como el de Sitges, ¿qué aporta la llegada a una plataforma como Netflix?

LZ: Aporta público. A mí me pasó con películas mías que en el cine la vio poca gente, y después cuando pasaron a las plataformas en la calle la gente me saluda porque la empezó a ver como si fuera la tele. Voy a decir algo que no es una novedad: ¡¡las plataformas hacen televisión, no cine!!

¿Cómo explicarías la diferencia?

Advertisement

LZ: El cine es la eternidad. Es hacerlo, verlo y tenerlo para siempre. Es así porque se mete con un núcleo de valores que mejoran la vida. La tele puede mejorarlo, pero siempre va a venir algo que va a ser devorado por la coyuntura.

¿En qué está trabajando ahora?

LZ: Estamos por empezar a filmar una serie con una plataforma, pero por contrato de confidencialidad, no puedo decir nada.

Advertisement

Advertisement

Continue Reading
Advertisement
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Trending