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Agenda, mercados y festivales

«El INCAA debería tomar un lugar relevante en el fomento, y no ausentarse»

Argentina tiene una industria audiovisual de más de 100 años y es uno de los países referentes de la región. Sus producciones son elegidas por el público global y premiadas en los festivales de cine y TV. Solo en el último tiempo y sin ser exhaustivos, su producción logró competir por un nuevo premio Oscar, con la película «Argentina, 1985», se destacó en el género de terror con el éxito mundial de «Cuando Acecha la Maldad», y generó impacto global en plataformas con documentales como, «ARA San Juan: el submarino que desapareció «, «Carmel: ¿quién mató a María Marta?» o las series de ficción, «El marginal»Iosi, el espía arrepentido«.

En todo este universo, Vanessa Ragone se erige como una de las referentes más destacadas de la industria audiovisual argentina. Sus más de 40 películas y series producidas o dirigidas, entre las que se encuentra «El Secreto de sus ojos», ganadora de un Premio Oscar, dan cuenta de esto. Sus historias llegan al corazón de millones de espectadores de todo el mundo, y con ellas se difunde la cultura de un país, Argentina y su gente, se promociona el turismo y se generan beneficios económicos que se derraman en una amplia cadena de valor.

La producción audiovisual tiene otro costado de gran impacto además del cultural y simbólico, que es el económico. O sea, la producción industrial de contenidos y el alcance expansivo que detrás de la pantalla trae consigo una película o una serie cuando se desarrolla, se estrena y distribuye.

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Según el estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentado por la propia Ragone en el Senado de la Nación Argentina, por cada 10 millones de pesos que se invierten de manera directa en la producción audiovisual del país se generan 19 millones de pesos de manera indirecta.

Alojamientos, comidas, sectores textiles y de la construcción, pagos de derechos de autor, pago de impuestos nacionales, provinciales y municipales son algunos de los aspectos donde impacta el desarrollo de una actividad que en el país es fuente, además, de decenas de miles de puestos de empleo formal, registrado y de alta calificación.

Pero, mientras el mercado de producción audiovisual mundial crece a un ritmo de 8% anual y contempla una expectativa para el 2030 de alcanzar los 170 mil millones, en Argentina el presente y el futuro de la producción audiovisual dista de ser alentador, ya que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales del país se encuentra paralizado como así también cualquier vía de fomento.

En este sentido, como miembro de la Cámara de la Industria Cinematográfica Argentina (CAIC), Vanessa no descansa a la hora de expresar la preocupación con la que desde ese espacio ven al sector industrial donde la crisis de las Pymes (pequeñas y medianas empresas) audiovisuales es extrema, y se avisora un futuro en el que se producirán unas pocas películas o series por año, siempre y cuando las plataformas OTT quieran hacerlo.

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Vanessa Ragone (VR): Ver un abandono total de una política de fomento para un sector que trae beneficios simbólicos y económicos para el país, nos llena de preocupación, porque pareciera que mejorar lo que está funcionando no es un objetivo.

¿Y cómo se hace para producir hoy en Argentina?

VR: En este momento las posibilidades de producir están vinculadas al trabajo con plataformas, sin duda las medidas de cash rebate tomadas en CABA y en algunas provincias son aportes fundamentales, y las co producciones pueden ayudar. Pero sin embargo, la ausencia del Estado provoca contratiempos no sólo en lo financiero sino también en cuestiones formales, legales, vinculadas a convenios de coproducción o acuerdos bilaterales.
Sin duda, el INCAA debería tomar un lugar relevante en el fomento y no ausentarse del valioso lugar que debe tener y ser el eje de una política cinematográfica y audiovisual potente que genere marca país, divisas, turismo, etc.

Recientemente planteaste que «sería terrible dejar de ser una industria y convertirnos en un decorado”, ¿existe realmente esa posibilidad?

VR: Esta frase fue parte del intercambio que tuve con los senadores en la Comisión Bicameral en la que se discutía la Ley de Bases que el actual gobierno implementó. Y, efectivamente, sigo pensando que si no se fortalece la actividad industrial desde políticas públicas, existe la posibilidad de que nuestra actividad se reduzca a dar servicios de producción o a primarizarnos y perder el valor agregado que genera la actividad en puestos de trabajo, I+D, actualización permanente, avance tecnológico, tejido de aparato productivo, vinculación con otras industrias».

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En la presentación en el Senado de la Nación, difundiste información del informe del BID que entre otras cosas menciona que “comprender los beneficios más amplios de la industria audiovisual ayuda a tomar decisiones más informadas al desarrollar políticas públicas”. A su vez, se destaca que el impacto económico de la industria audiovisual en Argentina, Brasil, Colombia y México, con políticas que acompañen y fomenten su crecimiento generará oportunidades de mayor crecimiento.

¿Ves como un contrasentido lo que está pasando?
VR:
La ausencia total de políticas de fomento afectará de manera sustancial al audiovisual argentino. Es posible pensar en una reconversación del financiamiento de la actividad pero no de esta manera terminante y brutal que se está llevando adelante.

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